miércoles, 21 de septiembre de 2016

El incendio en Holbox, salvemos el paraíso


El sábado 17 de septiembre pasado inició un incendio en la isla de Holbox, visible desde el poblado costero de Chiquilá (que es de donde salen los ferris a la isla), el cual hasta el momento ha consumido más de veinte hectáreas de manglar, selva baja y palmar y se mantiene “activo pero bajo control”, de acuerdo con reportes de la Conafor.

Por la ubicación del incendio, existe preocupación por las afectaciones a poblaciones de especies como la Palma Chit, que se encuentra enlistada en la NOM-059-SEMARNAT 2010 en categoría de “amenazada”, así como a las especies de fauna local.

El fuego mantiene ocupados a los brigadistas de Profepa, Conafor, Conanp y Pronatura, pero al apagarse del todo, requerirá un peritaje y una investigación a fondo, pues existen denuncias de los pobladores acerca de que puedo tratarse de un incendio provocado.
La zona siniestrada corresponde justo al lugar en el que se impulsaba el mega-desarrollo turístico de “La Ensenada”, cuya autorización fue rechazada por la Semarnat y una parte de la comunidad de pescadores y ejidatarios.

Más allá de lo que encuentren las autoridades responsables acerca del origen de este incendio, el hecho permite llamar la atención acerca de la enorme presión a la que está siendo sometido este pequeño pero muy importante paraíso del Caribe mexicano.


En los últimos años se han presentado y rechazado otros desarrollos, como el proyecto turístico-habitacional Holbox Residence, el  Desarrollo Inmobiliario Holbox Reality, los Departamentos Holbox y el hotel Holbox Blue, de acuerdo con un reportaje del periódico El Economista del 17 de abril de este año.

Pero ¿qué hay en Holbox que nos debería importar  a las y los mexicanos y por lo que se han frenado todos estos proyectos?

Bueno, pues esta Isla es parte del Área de Protección de Flora y Fauna de Yum Balam decretada en 1994, que incluye una laguna costera y un mosaico de vegetación de selva baja, palmares, sabana y manglar con especies como el árbol del chicle, cedro, palo de Campeche, ramón, tule, Palma Chit y mangle rojo, blanco, negro y botoncillo.

Es hogar de una importante diversidad de especies de fauna, entre las que se cuentan mamíferos en peligro de extinción como el jaguar, tapir, manatí y mono araña, además de otros en menor riesgo como el puma.

Es sitio de anidación ni más ni menos que de las tortugas marinas Carey y Caguama, y forma parte esencial del corredor de alimentación y reproducción del tiburón ballena, el pez más grande que existe, sobreviviente de 60 millones de años de cambios en el planeta, hoy en amenazado debido a la pérdida de su hábitat, la contaminación, la pesca furtiva y el turismo masivo.

Además, Yum Balám es un área importante para diversas aves migratorias que cruzan el océano desde Louisiana y Florida hasta la península de Yucatán, pues constituye el primer sitio de descanso en tierra firme al que llegan para luego continuar su ruta o anidar, de acuerdo con el INECC.

Ah si, también es un humedal que forma parte de la convención Ramsar. Poca cosa ¿no?

Pero, como decíamos, toda esta biodiversidad única que forma parte del patrimonio natural del pueblo mexicano y, en especial, de las comunidades de pescadores y de pequeñas cooperativas de ecoturismo de los habitantes de Holbox, está siendo amenazada por la presión constante de desarrolladores inmobiliarios y hoteleros de alto impacto.

Para proteger a Holbox, una tarea súper urgente de las autoridades federales es la publicación del Plan de Manejo del Área Natural Protegida de Yum Balam, el cual tiene un atraso “nada más” de 20 años.

Otra es ampliar la vigilancia y el cuidado del Área Natural Protegida, solo que con el presupuesto “hemos topado Sancho”, pues resulta que el proyecto de egresos de la federación 2017 contempla cero pesos con cero centavos para Vigilancia y Programas de Manejo de las ANP’s.

Lo que quiere decir que los incendios (provocados o no), el saqueo de flora y fauna, las invasiones, los desmontes, la tala ilegal y otros crímenes ambientales estarán a la orden del día, si las comunidades y la opinión pública no se preparan y organizan para denunciar y actuar frente a este escenario tan obscuro que se nos está planteando.

Por ahora, les recomendamos a quienes nos escuchan que entren a la acción “Holbox, salvar el paraíso” que se encuentra en la página de AAVAZ y que promueve el Centro Mexicano de Derecho Ambiental CEMDA, con el fin de exigir que la autoridad federal cumpla con la Ley y elabore el Programa de Manejo que permita preservar esta Área Natural Protegida.
Firma la petición aquí ->>>


Editorial del PUES en Primer Movimiento, noticiero matutino de Radio UNAM del 20 de septiembre de 2016. Mireya Imaz & Marjory GOnzález. Favor de reproducir citando la fuente.



Recorte a la Semarnat ¿y el ambiente apá?


Hoy resulta obligado hablar de los recortes anunciados en la Propuesta de Egresos de la Federación para el 2017, sobre todo, del impacto previsible en los temas ambientales estratégicos para el país –que por lo visto, no lo son tanto para quienes deciden dónde meter las tijeras-.

Por principio de cuentas, el analista Macario Schettino publica en el Financiero que el recorte afectará más, en términos brutos, a la SEP, con 32 mil millones; a la SCT con 31; Sagarpa, 26 y Semarnat, casi con 22 mil millones.

Pero en términos relativos, es decir, lo que representa el recorte respecto del ejercicio anterior, a la Semarnat le va peor que a las otras secretarías, pues pierde 38% de sus recursos de un plumazo.


Y de plano el recorte suena a catástrofe si se considera que dicha Secretaría pasó de tener un presupuesto de 68 mil millones en 2015 a casi 56 mil en el presente ejercicio fiscal y bajará a casi 36 mil en 2017.


Para no hacer el cuento largo, quiere decir que la Secretaría responsable de preservar el medio ambiente del país habrá perdido la mitad de sus recursos en tan sólo dos años, esto, bajo un gobierno que llegó como coalición entre el PRI y el Partido Verde.


¿Cómo va a afectar el recorte los programas de vigilancia, conservación, restauración, reforestación y apoyos a las comunidades que cuidan y manejan los bosques, selvas y desiertos del país, entre un largo etcétera?


Para empezar y de acuerdo con la nota de Angélica Enciso publicada el día de ayer en el diario La Jornada, la mayor disminución propuesta ocurrirá en la Comisión Nacional del Agua (Conagua), organismo desconcentrado de la Semarnat, que pasaría de 42 mil 400 millones en 2016 a 26 mil millones de pesos.


A la Comisión Nacional Forestal, Conafor se le asignarán poco más de 3 mil 800 millones de pesos, casi 40 por ciento menos de lo ejercido este año aunque, de acuerdo con un artículo del Dr. Raúl Benet publicado en el portal de Aristegui Noticias, las mayores afectaciones por el recorte anterior ya las había sufrido este organismo, al reducirse el presupuesto destinado al aprovechamiento sustentable de los bosques.


El mismo artículo menciona que el presupuesto destinado a subsidios forestales pasó de 4,430 millones de pesos en 2012 a 3,543 millones en 2015, lo que afecta el cumplimiento de metas “en términos de conservación, restauración, manejo de los bosques, capacidades técnicas, administrativas y financieras, producción, competitividad y acceso a mercados de los productos forestales por parte de las empresas forestales comunitarias.”


Por otro lado, al Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, el INEEC, también le han llovido los recortes, pese a ser una pieza clave en el diseño de las estrategias para que México cumpla con los acuerdos de reducción de emisiones signados en la COP21.El Instituto tendrá 211 millones de pesos, luego de haber recibido 215 este año, aunque al principio del sexenio tenía 344 millones, es decir, en la presente administración habrá perdido casi el 40% de sus recursos.


Finalmente, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano sufrirá un recorte cercano al 40%, lo que quiere decir que muy probablemente otros apoyos a las comunidades campesinas destinados al manejo y cuidado de los ecosistemas, también sufrirán severas pérdidas.


Ya ni hablar del recorte a Conacyt de más de 23% que probablemente también le pegará a la investigación en temas de conservación y sustentabilidad.


En contraste con todo lo anterior, resulta que el Senado incrementará sus recursos en 7.6% mientras que la Cámara de Diputados registrará un incremento de 6.5%


Si consideramos que el costo del agotamiento y degradación ambiental de México puede representar hasta el 13% del PIB, de acuerdo con cifras del Banco Mundial citadas en la Encuesta Nacional de Medio Ambiente, el resultado de esta danza de las cifras es un retrato de una visión de país que no apuesta ni a la defensa y construcción de la soberanía, ni a la conservación y rescate de nuestro patrimonio común ni, mucho menos, al bienestar de las mayorías.


Se avizoran tiempos muy difíciles para los ecosistemas mexicanos, a menos que la sociedad civil comience a organizarse en serio y exigir un golpe de timón.

Editorial del PUES en Primer Movimiento, noticiero matutino de Radio UNAM. Mireya Imaz, Marjory González. Se permite su reproducción citando la fuente.
x

martes, 6 de septiembre de 2016

Salvemos a los polinizadores




Hoy quisimos volver a hablar acerca de la importancia de los polinizadores, las amenazas que enfrentan y algunas acciones sencillas que podemos hacer en nuestras comunidades para ayudarlos.

La polinización es  crítica para la producción mundial de alimentos y otros recursos, de acuerdo con la FAO se calcula que uno de cada tres bocados que damos, es decir, un tercio de todos nuestros alimentos se producen gracias a la intervención de un polinizador.

Pero si nos referimos únicamente a los vegetales, resulta que el 75% de los cultivos de frutas y verduras dependen de la polinización, de acuerdo con una entrevista de Gaceta UNAM al Dr. Mauricio Quesada, académico de la (ENES) Morelia.

Sin el acarreo del polen de una planta a otra que realizan abejas, mariposas y polillas, abejorros, escarabajos, murciélagos, colibríes y muchos otros animales, no podríamos tener en nuestras mesas almendras, duraznos, manzanas, cerezas, kiwis, naranjas, chiles, limones ni aguacates, por citar unos pocos ejemplos.

Esto se debe a que plantas y polinizadores han establecido, gracias a procesos de co-evolución y a través de millones de años, una relación cada vez más estrecha y especializada, por lo que existen plantas a las que únicamente poliniza una especie animal en particular.

Por eso, la desaparición de los polinizadores debido a las acciones humanas pone en peligro ecosistemas completos que dependen de estas interacciones complejas y delicadas, y como ya vimos, significa una amenaza para la producción de alimentos a escala global.

Se calcula por ejemplo, que tan sólo el servicio ambiental que proveen las abejas como polinizadoras vale 50 ó 60 veces más que toda la producción de miel y cera del planeta, de acuerdo con la página de los Jardines de los museos Smithsonianos.

Pero las abejas se cuentan entre los polinizadores con mayor grado de amenaza. De acuerdo con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) desde hace unos 15 años se ha observado una disminución anormal, y en ocasiones dramática, en el número de abejas domésticas  y hasta la pérdida completa de colonias,  principalmente en el hemisferio norte.

No se sabe con precisión cual es la causa de este declive, pero lo más probable es que se deba a varios factores que actúan en forma combinada.

Siguiendo con datos de la EFSA, entre las causas se encuentran la agricultura intensiva basada en monocultivos  y plaguicidas, el hambre y la malnutrición de las abejas debido a la destrucción de su hábitat y la eliminación de sus fuentes de alimento, la urbanización y el ataque de virus y otros patógenos,  como la avispa asiática, el ácaro Varroa sp. , el escarabajo de la colmena y el ácaro Tropilaelaps. El uso de pesticidas parece debilitar el sistema inmune de estos animales, dejándolos a expensas de parásitos intestinales.

Otros polinizadores en riesgo son los murciélagos. En nuestro país y de acuerdo con la CONABIO existen 138 especies de murciélagos, lo que nos ubica en el 5º lugar en diversidad de estos animales.

Las especies Leptonycteris nivalis y L. yerbabuenae son las principales polinizadoras del agave azul o Agave tequilana, de donde se obtiene el tequila. Las flores de esta planta solamente se abren durante la noche, momento que los murciélagos aprovechan para tomar el néctar, llevándose el polen hacia otras plantas.

La mala fama de los murciélagos los ha puesto en peligro, a pesar de que de acuerdo con la CONABIO el 70% de las especies de murciélagos se alimentan de insectos y otros invertebrados, 24% de frutas, polen, néctar, peces y animales pequeños como anfibios, y sólo el 1% (3 especies) se alimentan de sangre y éstas pocas veces atacan al ganado.

A los murciélagos se les ataca en sus cuevas y sitios de anidación debido a mitos infundados, lo que constituye una seria amenaza, además de factores similares al caso de las abejas: urbanización, pérdida y alteración de su hábitat, incluyendo contaminación lumínica, pérdida de sus alimentos por el uso indiscriminado de plaguicidas, etcétera.

¿Qué podemos hacer para echarles la mano?
 Van algunas ideas:

·       Colocar en jardines, camellones, macetas y azoteas verdes plantas como asclepias, lavanda, siempre vivas, girasoles y diente de león. Sembremos flores para los polinizadores.
·       No usar insecticidas y cambiarlos por repelentes con aceites naturales de plantas como la citronella
·       (Este es un consejo del Dr. Rodrigo Medellín) Si vives en localidades donde abunden los murciélagos y se llegan a meter a tu casa, simplemente apaga la luz y abre puertas y ventanas para que se pueda salir el animalito.
Editorial del 6 de septiembre en el Noticiario de Radio UNAM "Primer Movimiento", Mireya Ímaz, Programa Universitario de Estrategias para la Sustentabilidad UNAM. Si se reproduce, favor de citar la fuente.




martes, 7 de junio de 2016

El Louvre, el clima y Donald Trump



El cambio climático es uno de los riesgos más significativos para los sitios considerados patrimonio mundial, según el informe "Patrimonio Mundial y Turismo en un clima cambiante"[1], publicado el pasado 26 de mayo por la UNESCO.

El informe enumera 31 sitios del patrimonio natural y cultural de la humanidad que se consideran vulnerables ante “el incremento de las temperaturas, el derretimiento de glaciares, el aumento en el nivel del mar, la intensificación de los fenómenos climáticos, las sequías y la exacerbación de las temporadas de incendios forestales”.

La UNESCO documenta el impacto climático para sitios emblemáticos como Venecia, Stonehenge y las Islas Galápagos, la ciudad de Cartagena en Colombia, el Parque Nacional de Shiretoko en Japón o los monolitos de la Isla de Pascua.

Casualidades de la vida, la presentación del informe coincidió con una temporada de intensas lluvias que provocaron severas inundaciones en Francia y Alemania[2], en especial en París, las cuales obligaron a los encargados del Louvre a proteger las obras de arte que se guardan en los sótanos.

Como París ya se ha inundado de manera similar, es arriesgado afirmar que ésta situación particular se deba al cambio climático, aunque expertos como Laurens Bouwer, director del Instituto de Estudios Ambientales de Holanda, señala que el escenario “se ajusta al patrón que esperamos con el calentamiento global, en el que veremos un incremento en las temperaturas y mayores precipitaciones”[3].

El estudio de la UNESCO se suma a otros tantos que se han dado a conocer en años recientes y que buscan llamar la atención acerca de las consecuencias inminentes del cambio climático global, como el publicado a finales de 2013 por la Universidad de Hawai en Manoa, el cual se tradujo en un mapa publicado por el Washington post que muestra las Ciudades que verán más afectadas por el cambio climático durante este siglo.

El título del estudio, que podríamos traducir como "La fecha prevista en que nos despedimos de la presente variabilidad climática", se publicó en la revista Nature y proporciona un cálculo del año en el que el clima de un lugar determinado en la Tierra cambiará significativamente respecto de los registros disponibles de los últimos 150 años.[4]

Empleando los datos de temperatura de 1860 a 2005 como línea base, los científicos describieron el punto en el cual la temperatura promedio anual del año más frío posterior a 2005, resulta más caliente que la temperatura promedio de cualquier año previo al 2005.

Es decir, el momento en que el año más frío del futuro es más caliente que cualquier año del último siglo y medio.

En el caso de las grandes metrópolis, la Ciudad de México resulta uno de los sitios que más rápido alcanza el punto de quiebre, tan pronto como en 2031. Otros ‘puntos calientes’ del mapa continental son Kingstone, Georgetown y Bogotá. Las ciudades de Phoenix y Santiago alcanzarían dicho indicador antes de 2043.

Lo cierto es que ya estamos viviendo cambios sin precedentes en las temperaturas y el clima del planeta. De acuerdo con datos de la NASA, el pasado mes de abril fue el más caliente delque se tenga registro a nivel global, y el doceavo mes al hilo que rompe los récords globales de temperaturas.[5]

En total, este abril se desvió de la gráfica de la temperatura global 1.11 grados centígrados por encima de la media de 1951 a 1980.

Falta ver qué tal nos fue en mayo, pero todo apunta a que el 2016 será el año más caliente del que se tenga registro y, probablemente, por el mayor margen jamás observado.

Así las cosas, la posibilidad real de que un personaje como Donald Trump llegue a encabezar la presidencia del país más poderoso e influyente del planeta resulta escandalosa y muy, muy peligrosa.

No en balde el premio Nobel de Economía, Paul Krugman, escribió este 4 de junio en el diario El País “Nos encontramos en un momento peculiar en lo relativo al medio ambiente, un momento de temor y esperanza al mismo tiempo. Las previsiones sobre el cambio climático son peores que nunca, si las políticas actuales siguen como hasta ahora, pero la perspectiva de que nos alejemos de la senda de la destrucción nunca había sido tan real. Todo depende de quién acabe ocupando la Casa Blanca durante los próximos años.”[6]

Las acciones individuales se quedan cortas ante la necesidad de actuar en colectivo y de forma organizada por el ambiente. El voto, en este caso de los estadounidenses, puede volverse una de las acciones colectivas más contundentes a favor, o en contra del ambiente planetario.

Editorial del Programa Universitario de Estrategias para la Sustentabilidad del martes 7 de junio en Primer Movimiento, noticiario matutino de Radio UNAM, 96.1 de fm
Mieya Imaz & Marjory González, 2016. Se permite la reproducción citando la fuente.




[1] http://www.unesco.org/new/en/media-services/single-view/news/new_report_shows_world_heritage_icons_at_risk_from_climate_change/#.V1SQ6fnhDX5
[2] http://www.climatesignals.org/headlines/europes-floods-come-no-surprise
[4] http://www.nature.com/nature/journal/v502/n7470/full/nature12540.html
https://manoa.hawaii.edu/news/article.php?aId=6034
http://www.soc.hawaii.edu/mora/PressRoom.html
[5] https://weather.com/news/climate/news/record-warmest-april-earth-2016
[6] http://economia.elpais.com/economia/2016/06/03/actualidad/1464956325_612858.html

martes, 24 de mayo de 2016

Planeta Urbano

Santiago, ciudad latinoamericana del mañana, hoy.
El día de hoy (24 de mayo de 2016) se anunciarán nuevas medidas en torno a la crisis de contaminación que está viviendo la Megalópolis del Valle de México, muy probablemente centradas en respuestas inmediatas y, si tenemos suerte, abarcarán algo más que el sector del transporte particular.

   Pero en realidad la situación debiera obligar a hacer una amplia reflexión, multidisciplinaria y con miradas de mediano y largo plazo, acerca del tipo de ciudades que estamos construyendo, hacia dónde van y sobre todo, hacia dónde debieran dirigirse.

   Conocemos algunos de los escenarios posibles que enfrentarán las metrópolis, como el cambio climático, el crecimiento y concentración poblacional, de manera que deberíamos ser capaces de ofrecer respuestas distintas, en vez de estar replicando, una y otra vez, los modelos que sabemos no funcionan.

   Ejemplo: que Monterrey y Guadalajara estén creciendo de la misma manera caótica, carente de planeación y centrada en el automóvil que lo ha hecho la Ciudad de México, habla mal de nuestra capacidad para aprender de los errores.

   Por eso nos pareció relevante retomar algunos de los temas que abordó el número de mayo de la revista Science en su dossier dedicado al Planeta Urbano, los cuales abarcaremos en las próximas semanas, a menos que otros temas más urgentes nos lo impidan.

   ¿Cuál es el tamaño del problema? 2007 fue el año que marcó un cambio sin precedentes: por primera vez en la Historia, más de la mitad de la población humana estaba viviendo en ciudades.

   Para 2014, 4 mil de los 7 mil millones de seres humanos habitábamos en metrópolis, y se calcula que para el 2050, dos de cada tres personas, es decir, 6 mil millones estaremos viviendo en una ciudad.

   De acuerdo con el INEGI, 78% de las y los mexicanos somos Homo urbanus.

   Como era de esperarse, el ritmo y calidad de las urbanizaciones no es homogéneo. Hasta hace unas décadas, la mayor parte de quienes habitaban en ciudades vivían en Europa y América del Norte.

   Sin embargo la tendencia ha cambiado drásticamente y para el 2030 la mayor parte de los residentes urbanos vivirán en Asia y África, en muchos casos en ciudades hacinadas, con escasez de servicios y asentadas en ecosistemas frágiles, como zonas costeras o selvas.

   Las consecuencias ambientales de esta hiper-urbanización ya son alarmantes. Las ciudades consumen grandes cantidades de alimentos, energía, agua y materiales.

   El área de los ecosistemas necesaria para proporcionar estos elementos esenciales es gigantesca, se calcula que la "huella ecológica" de una ciudad es 200 veces mayor que el área que abarca la propia ciudad.

   75% de la energía generada a nivel global se consume en las ciudades y, en consecuencia, éstas son responsables de entre 60 a 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

   Las metrópolis alteran el ambiente no sólo acaparando recursos, sino emitiendo contaminantes atmosféricos, aguas residuales y residuos domésticos en cantidades que asustan.

   Tan sólo los residuos domésticos de las ciudades equivalen a 1,300 millones de toneladas anuales, de acuerdo con el Banco Mundial, y cada año producimos 10% más que el anterior.

   En el tema del agua, la urbanización ha significado (en general) un cambio positivo en los servicios básicos: suministro, saneamiento, protección contra las inundaciones y control de la contaminación.

   El porcentaje de la población mundial que tenía acceso a agua de calidad en 2010 era de 96% en ciudades, contra 81% en zonas rurales; en cuanto al acceso al saneamiento había una diferencia de 79% en ciudades y 47% en el campo, de acuerdo con el reporte de la ONU "Agua para la vida".

   Pero este cambio en nuestra calidad de vida ha tenido un costo para los ecosistemas, pues entre los cambios más dramáticos que ocasionan las ciudades está la expansión de las superficies impermeables, que impide la infiltración a los acuíferos, altera el ciclo hidrológico a escala local y disminuye el suministro de agua a los ecosistemas acuáticos.

"Islas de calor" (gráfico de Science).
   Otro problema que emerge con la urbanización son las llamadas "islas de calor", pues las toneladas de cemento y asfalto absorben y luego irradian calor, haciendo los centros de las ciudades sensiblemente más calientes de día y de noche, modificando el clima a nivel local y contribuyendo al calentamiento global.


   Las ciudades, sin embargo, podrían aportar la solución a sus propios problemas: los residuos pueden ser una fuente estratégica de materiales y energía, el agua residual, una fuente de nutrientes para los cultivos, y la concentración poblacional puede implicar un suministro de servicios más eficiente, de bajo consumo energético.

   Darle la vuelta a las metrópolis para que sean el corazón de las sociedades sustentables es una tarea a la que no podemos renunciar, pues el planeta urbano llegó para quedarse y hay que saber qué hacer con él.

Editorial del Programa Universitario de Estrategias para la Sustentabilidad en el noticiario Primer Movimiento de Radio UNAM, emisión del martes 24 de mayo de 2016.
Mireya Imaz, Marjory González. 2016, PUES-UNAM. México.
(Se autoriza la reproducción citando la fuente).

jueves, 12 de mayo de 2016

Contingencia: el rey va desnudo

En el mundo de fantasía de la CDMX.
La crisis de contaminación que vivimos en el Valle de México, se parece cada vez más a la fábula del traje nuevo del Emperador, sólo que aquí hay multitud de reyes -y una que otra reina- que van desnudos y no lo notan.

   Ya los medios de comunicación, se encargaron de exhibir la escasa capacidad de las autoridades para aplicar las medidas que se suponían obligatorias: abundaron imágenes de obras de encarpetamiento, quema en tiraderos de basura a cielo abierto, vehículos de carga y de transporte de pasajeros ostensiblemente contaminantes.

   En el colmo, un par de industrias se negaron a dejar ingresar a los inspectores de Profepa que acudieron a verificar sus emisiones, y el día de la Santa Cruz no hubo poder, local o federal, que impidiera la quema de cohetes. Hasta el segundo día comenzaron a cerrarse las gasolineras que carecen de filtros, las cuales en realidad no deberían poder operar nunca.

   A pesar de haberse retirado de la circulación casi el 40 por ciento de los automotores, el Ozono alcanzó el pico de los 192 puntos. Y empezaron a aparecer datos tratando de explicar lo que estaba ocurriendo.

   Por ejemplo, comenzó a circular una nota del 2007 en la que el extinto Juan Camilo Mouriño afirmaba que estamos comprando gasolina de China.

   Aunque las autoridades se apresuraron en desmentir el señalamiento, lo que ya no pudieron negar es que Pemex importa y nos vende combustibles de menor calidad que los consumidos por nuestro principal socio comercial.

   Mientras la Agencia de Protección al Ambiente de Estados Unidos, EPA, exige gasolinas con una mezcla de 10 por ciento de etanol –que ayuda a reducir emisiones-, la norma mexicana sólo pide 2.7 por ciento de algún oxigenante, no necesariamente etanol.

   En cuanto al contenido de azufre, en octubre pasado se emitió una Norma emergente para que la gasolina Pemex Premium, que tenía entre 250 a 300 partes por millón, bajara a 30, máximo 80 ppm. Pero aún esta norma es laxa si se compara con las 15ppm que se admiten en Europa y las 8ppm de Estados Unidos.

   De acuerdo con el diario El Economista, por Ley, Pemex debió comercializar gasolina de ultra bajo azufre en todo el territorio nacional desde el 2009, pero no lo ha logrado y por ello mantiene un amparo.

   Por cierto, de acuerdo con un estudio de 2015 de la consultora Oliver Wayman, México es el sexto consumidor mundial de gasolinas, importa el 48 por ciento del combustible y los precios de venta, actualmente, son 20 por ciento más altos que en Estados Unidos. En resumen: pagamos mucho más por combustibles de menor calidad.

   También supimos que, como era de esperarse, el endurecimiento del Hoy No Circula aumentó las ventas de automóviles, peor aún, de autos usados, pues de acuerdo con la Asociación Nacional de Comerciantes del ramo (ANCA), al 28 de abril se había incrementado 10 por ciento la venta de vehículos de segunda mano en la Ciudad de México.

   Así que además de todo, corremos el riesgo de volver a “carcachizar” el parque vehicular, ya que el incentivo de la calcomanía cero se está perdiendo.

   Pero ¿cuál es la constante en todo esto que acabamos de describir? Que frente a la crisis ambiental, como en muchas otras cosas, existimos dos tipos de mexicanos: los de primera y los de segunda, los organizados y quienes no lo estamos.

   Están organizadas las armadoras de autos, los dueños de gasolineras y rutas de microbuses, las Cámaras industriales, los transportistas, las constructoras y desarrolladores, quienes hacen valer su poder económico y político y deciden qué tipo de desarrollo urbano se prioriza desde las políticas públicas. Y estamos desorganizados… todos los demás, en quienes se ha cargado el mayor peso de las medidas.

   Mientras que los intereses organizados apenas han sido tocados, los demás debemos prepararnos pues todo apunta a que las condiciones que estamos viviendo serán cíclicas, como señalaron investigadores del Centro de Ciencias de la Atmósfera quienes, en un comunicado de la UNAM, advirtieron lo siguiente: “es necesario informar a la población que los niveles altos (de ozono) se repetirán año con año durante los meses de calor, debido a que las condiciones meteorológicas no varían mucho, pues son procesos naturales...

   No obstante, añaden, las decisiones sobre el desordenado crecimiento de la ciudad, la mala planeación del transporte y la falta de inversión, entre otras, además de permitir la corrupción, sí es responsabilidad de las autoridades.”

   Sin embargo, poco podemos esperar de esas autoridades si seguimos desorganizados, pues aun con voluntad, es casi imposible que inclinen la balanza contra intereses tan poderosos, si no existe un contrapeso mayor: el de las y los ciudadanos exigiendo, de manera masiva, que se haga efectivo nuestro derecho a un ambiente sano y a una movilidad digna. Hace falta que comencemos a decir, colectivamente, en voz muy alta y firme, que el rey va desnudo por la calle.

Editorial del Programa Universitario de Estrategias para la Sustentabilidad en el noticiario Primer Movimiento de Radio UNAM, emisión del martes 10 de mayo de 2016. 
Mireya Imaz, Marjory González. 2016, PUES-UNAM. México.
(Se autoriza la reproducción citando la fuente).

jueves, 5 de mayo de 2016

Áreas Naturales Protegidas: la CNDH hace recomendación por omisiones

El 42% de las Áreas Naturales Protegidas de jurisdicción federal carecen de Programa de Manejo, de acuerdo con la extensa Recomendación General no. 26 emitida la semana pasada por la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

   Ello pone en riesgo, a decir de la propia Comisión, tanto la misión de estas áreas, es decir, la conservación del patrimonio natural de nuestro país, como la protección del Derecho Humano a un Ambiente sano.

   La recomendación de la CNDH a la CONANP, responsable de la emisión de los Programas de Manejo, así como a la SEMARNAT, autoridad encargada de publicarlos, va mucho más allá de un regaño por no realizar un trámite burocrático, pues estos documentos son realmente valiosos e importantes para garantizar la preservación de los ecosistemas del país y los derechos de quienes habitan cerca o dentro de estas áreas.

   Los Programas de Manejo son instrumentos que cuentan con información clave acerca de las ANP’s, como sus características biogeográficas, la problemática social y de conservación, así como las políticas y estrategias de conservación, las actividades y usos permitidos y los lineamientos para su manejo y administración.

   Por ello y de acuerdo con el artículo 65 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, cada una de las ANP´s de competencia federal debe contar con un programa de manejo, por lo que no hacerlo implica el incumplimiento de la Ley.

   Sin embargo, de las 177 áreas protegidas federales decretadas, para marzo de 2016 sólo poco más de la mitad (102) contaban con programas de manejo formulado y publicado; 20 de ellas, es decir el 11%, tenía un programa elaborado pero sin publicar y 55 de ellas (el 31%) no contaban con el respectivo instrumento.

   La CNDH incluye en su recomendación a la SEMARNAT debido a su rezago en la publicación de los resúmenes y planos de ubicación de 20 ANP´s en el Diario Oficial de la Federación, pues además de las consideraciones ambientales de las que ya hablamos, la carencia de delimitaciones oficiales deja en la incertidumbre tanto a las autoridades responsables de su protección, así como a los propietarios, usuarios, vecinos y pueblos indígenas, que como no es difícil imaginar, suelen ser comunidades de por sí vulnerables.

   De acuerdo con el Centro de Derecho Ambiental, CEMDA, 26% de la superficie de las ANP’s se ubica en terrenos ejidales, comunales u otro tipo de centros de población.

   Además, en 80% de las ANP’s existe presencia de comunidades indígenas, pero justo en 29 Áreas Naturales donde hay comunidades indígenas, no se cuenta con el respectivo programa de manejo.

   La CONANP, por su parte, argumentó en su favor que en varios de los casos se carece de Programas de manejo bien porque el estado actual de algunas Áreas Protegidas se ha deteriorado tanto que ya no cumplen con sus funciones de preservación o carecen de presupuesto para su operación y vigilancia, por lo que están en proceso de abrogación, o bien por existir conflictos en la delimitación de sus polígonos.

   La CONANP añadió que la carencia de los Programas de manejo “no limita el que se lleve a cabo la adecuada protección, conservación, administración y manejo de las Áreas Naturales Protegidas”.

   Como respuesta, la CNDH le enmienda la plana a la CONANP al señalarle que esta opinión, donde los Programas de manejo parecen tener solamente un carácter secundario y meramente operativo, contrasta “ostensiblemente” con lo expuesto en el Programa Nacional de Áreas Naturales Protegidas 2014-2018, publicado por la SEMARNAT y la propia CONANP, en el cual se les describe como “instrumentos rectores de planeación y regulación que orientan el adecuado manejo y administración” de las ANP’s.

   La Comisión añade, ante el argumento circular del estado de degradación ambiental de varias de las ANP’s, que es “precisamente la inexistencia de instrumentos de planeación y regulación que establezcan las actividades permitidas y la delimitación precisa […] lo que ha contribuido a la degradación y/o perturbación de las mismas”, y urge a la CONANP a trabajar para que todas las ANP’s del país cuenten con sus respectivos planes de manejo.

   Es de esperarse que las autoridades ambientales acepten esta recomendación de la CNDH, que llega en un momento muy apropiado ante el embate de proyectos mineros, turísticos, de urbanización y construcción de infraestructura que poco o nada consideran, durante su puesta en marcha, el respeto por la naturaleza y las comunidades que dependen directamente de ella, y que quedan en situación de grave riesgo ante la carencia de instrumentos legales con los cuales defenderse.

Editorial del Programa Universitario de Estrategias para la Sustentabilidad en el noticiario Primer Movimiento de Radio UNAM, emisión del martes 3 de mayo de 2016.
Mireya Imaz, Marjory González. 2016, PUES-UNAM. México.
(Se autoriza la reproducción citando la fuente).