jueves, 12 de mayo de 2016

Contingencia: el rey va desnudo

En el mundo de fantasía de la CDMX.
La crisis de contaminación que vivimos en el Valle de México, se parece cada vez más a la fábula del traje nuevo del Emperador, sólo que aquí hay multitud de reyes -y una que otra reina- que van desnudos y no lo notan.

   Ya los medios de comunicación, se encargaron de exhibir la escasa capacidad de las autoridades para aplicar las medidas que se suponían obligatorias: abundaron imágenes de obras de encarpetamiento, quema en tiraderos de basura a cielo abierto, vehículos de carga y de transporte de pasajeros ostensiblemente contaminantes.

   En el colmo, un par de industrias se negaron a dejar ingresar a los inspectores de Profepa que acudieron a verificar sus emisiones, y el día de la Santa Cruz no hubo poder, local o federal, que impidiera la quema de cohetes. Hasta el segundo día comenzaron a cerrarse las gasolineras que carecen de filtros, las cuales en realidad no deberían poder operar nunca.

   A pesar de haberse retirado de la circulación casi el 40 por ciento de los automotores, el Ozono alcanzó el pico de los 192 puntos. Y empezaron a aparecer datos tratando de explicar lo que estaba ocurriendo.

   Por ejemplo, comenzó a circular una nota del 2007 en la que el extinto Juan Camilo Mouriño afirmaba que estamos comprando gasolina de China.

   Aunque las autoridades se apresuraron en desmentir el señalamiento, lo que ya no pudieron negar es que Pemex importa y nos vende combustibles de menor calidad que los consumidos por nuestro principal socio comercial.

   Mientras la Agencia de Protección al Ambiente de Estados Unidos, EPA, exige gasolinas con una mezcla de 10 por ciento de etanol –que ayuda a reducir emisiones-, la norma mexicana sólo pide 2.7 por ciento de algún oxigenante, no necesariamente etanol.

   En cuanto al contenido de azufre, en octubre pasado se emitió una Norma emergente para que la gasolina Pemex Premium, que tenía entre 250 a 300 partes por millón, bajara a 30, máximo 80 ppm. Pero aún esta norma es laxa si se compara con las 15ppm que se admiten en Europa y las 8ppm de Estados Unidos.

   De acuerdo con el diario El Economista, por Ley, Pemex debió comercializar gasolina de ultra bajo azufre en todo el territorio nacional desde el 2009, pero no lo ha logrado y por ello mantiene un amparo.

   Por cierto, de acuerdo con un estudio de 2015 de la consultora Oliver Wayman, México es el sexto consumidor mundial de gasolinas, importa el 48 por ciento del combustible y los precios de venta, actualmente, son 20 por ciento más altos que en Estados Unidos. En resumen: pagamos mucho más por combustibles de menor calidad.

   También supimos que, como era de esperarse, el endurecimiento del Hoy No Circula aumentó las ventas de automóviles, peor aún, de autos usados, pues de acuerdo con la Asociación Nacional de Comerciantes del ramo (ANCA), al 28 de abril se había incrementado 10 por ciento la venta de vehículos de segunda mano en la Ciudad de México.

   Así que además de todo, corremos el riesgo de volver a “carcachizar” el parque vehicular, ya que el incentivo de la calcomanía cero se está perdiendo.

   Pero ¿cuál es la constante en todo esto que acabamos de describir? Que frente a la crisis ambiental, como en muchas otras cosas, existimos dos tipos de mexicanos: los de primera y los de segunda, los organizados y quienes no lo estamos.

   Están organizadas las armadoras de autos, los dueños de gasolineras y rutas de microbuses, las Cámaras industriales, los transportistas, las constructoras y desarrolladores, quienes hacen valer su poder económico y político y deciden qué tipo de desarrollo urbano se prioriza desde las políticas públicas. Y estamos desorganizados… todos los demás, en quienes se ha cargado el mayor peso de las medidas.

   Mientras que los intereses organizados apenas han sido tocados, los demás debemos prepararnos pues todo apunta a que las condiciones que estamos viviendo serán cíclicas, como señalaron investigadores del Centro de Ciencias de la Atmósfera quienes, en un comunicado de la UNAM, advirtieron lo siguiente: “es necesario informar a la población que los niveles altos (de ozono) se repetirán año con año durante los meses de calor, debido a que las condiciones meteorológicas no varían mucho, pues son procesos naturales...

   No obstante, añaden, las decisiones sobre el desordenado crecimiento de la ciudad, la mala planeación del transporte y la falta de inversión, entre otras, además de permitir la corrupción, sí es responsabilidad de las autoridades.”

   Sin embargo, poco podemos esperar de esas autoridades si seguimos desorganizados, pues aun con voluntad, es casi imposible que inclinen la balanza contra intereses tan poderosos, si no existe un contrapeso mayor: el de las y los ciudadanos exigiendo, de manera masiva, que se haga efectivo nuestro derecho a un ambiente sano y a una movilidad digna. Hace falta que comencemos a decir, colectivamente, en voz muy alta y firme, que el rey va desnudo por la calle.

Editorial del Programa Universitario de Estrategias para la Sustentabilidad en el noticiario Primer Movimiento de Radio UNAM, emisión del martes 10 de mayo de 2016. 
Mireya Imaz, Marjory González. 2016, PUES-UNAM. México.
(Se autoriza la reproducción citando la fuente).

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