martes, 7 de junio de 2016

El Louvre, el clima y Donald Trump



El cambio climático es uno de los riesgos más significativos para los sitios considerados patrimonio mundial, según el informe "Patrimonio Mundial y Turismo en un clima cambiante"[1], publicado el pasado 26 de mayo por la UNESCO.

El informe enumera 31 sitios del patrimonio natural y cultural de la humanidad que se consideran vulnerables ante “el incremento de las temperaturas, el derretimiento de glaciares, el aumento en el nivel del mar, la intensificación de los fenómenos climáticos, las sequías y la exacerbación de las temporadas de incendios forestales”.

La UNESCO documenta el impacto climático para sitios emblemáticos como Venecia, Stonehenge y las Islas Galápagos, la ciudad de Cartagena en Colombia, el Parque Nacional de Shiretoko en Japón o los monolitos de la Isla de Pascua.

Casualidades de la vida, la presentación del informe coincidió con una temporada de intensas lluvias que provocaron severas inundaciones en Francia y Alemania[2], en especial en París, las cuales obligaron a los encargados del Louvre a proteger las obras de arte que se guardan en los sótanos.

Como París ya se ha inundado de manera similar, es arriesgado afirmar que ésta situación particular se deba al cambio climático, aunque expertos como Laurens Bouwer, director del Instituto de Estudios Ambientales de Holanda, señala que el escenario “se ajusta al patrón que esperamos con el calentamiento global, en el que veremos un incremento en las temperaturas y mayores precipitaciones”[3].

El estudio de la UNESCO se suma a otros tantos que se han dado a conocer en años recientes y que buscan llamar la atención acerca de las consecuencias inminentes del cambio climático global, como el publicado a finales de 2013 por la Universidad de Hawai en Manoa, el cual se tradujo en un mapa publicado por el Washington post que muestra las Ciudades que verán más afectadas por el cambio climático durante este siglo.

El título del estudio, que podríamos traducir como "La fecha prevista en que nos despedimos de la presente variabilidad climática", se publicó en la revista Nature y proporciona un cálculo del año en el que el clima de un lugar determinado en la Tierra cambiará significativamente respecto de los registros disponibles de los últimos 150 años.[4]

Empleando los datos de temperatura de 1860 a 2005 como línea base, los científicos describieron el punto en el cual la temperatura promedio anual del año más frío posterior a 2005, resulta más caliente que la temperatura promedio de cualquier año previo al 2005.

Es decir, el momento en que el año más frío del futuro es más caliente que cualquier año del último siglo y medio.

En el caso de las grandes metrópolis, la Ciudad de México resulta uno de los sitios que más rápido alcanza el punto de quiebre, tan pronto como en 2031. Otros ‘puntos calientes’ del mapa continental son Kingstone, Georgetown y Bogotá. Las ciudades de Phoenix y Santiago alcanzarían dicho indicador antes de 2043.

Lo cierto es que ya estamos viviendo cambios sin precedentes en las temperaturas y el clima del planeta. De acuerdo con datos de la NASA, el pasado mes de abril fue el más caliente delque se tenga registro a nivel global, y el doceavo mes al hilo que rompe los récords globales de temperaturas.[5]

En total, este abril se desvió de la gráfica de la temperatura global 1.11 grados centígrados por encima de la media de 1951 a 1980.

Falta ver qué tal nos fue en mayo, pero todo apunta a que el 2016 será el año más caliente del que se tenga registro y, probablemente, por el mayor margen jamás observado.

Así las cosas, la posibilidad real de que un personaje como Donald Trump llegue a encabezar la presidencia del país más poderoso e influyente del planeta resulta escandalosa y muy, muy peligrosa.

No en balde el premio Nobel de Economía, Paul Krugman, escribió este 4 de junio en el diario El País “Nos encontramos en un momento peculiar en lo relativo al medio ambiente, un momento de temor y esperanza al mismo tiempo. Las previsiones sobre el cambio climático son peores que nunca, si las políticas actuales siguen como hasta ahora, pero la perspectiva de que nos alejemos de la senda de la destrucción nunca había sido tan real. Todo depende de quién acabe ocupando la Casa Blanca durante los próximos años.”[6]

Las acciones individuales se quedan cortas ante la necesidad de actuar en colectivo y de forma organizada por el ambiente. El voto, en este caso de los estadounidenses, puede volverse una de las acciones colectivas más contundentes a favor, o en contra del ambiente planetario.

Editorial del Programa Universitario de Estrategias para la Sustentabilidad del martes 7 de junio en Primer Movimiento, noticiario matutino de Radio UNAM, 96.1 de fm
Mieya Imaz & Marjory González, 2016. Se permite la reproducción citando la fuente.




[1] http://www.unesco.org/new/en/media-services/single-view/news/new_report_shows_world_heritage_icons_at_risk_from_climate_change/#.V1SQ6fnhDX5
[2] http://www.climatesignals.org/headlines/europes-floods-come-no-surprise
[4] http://www.nature.com/nature/journal/v502/n7470/full/nature12540.html
https://manoa.hawaii.edu/news/article.php?aId=6034
http://www.soc.hawaii.edu/mora/PressRoom.html
[5] https://weather.com/news/climate/news/record-warmest-april-earth-2016
[6] http://economia.elpais.com/economia/2016/06/03/actualidad/1464956325_612858.html

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