martes, 27 de enero de 2015

El planeta tiene límites... y hay rayas que no debemos cruzar

Hoy queremos comentar sobre la actualización de la investigación acerca de los límites planetarios, un esfuerzo que reúne investigaciones de diferentes grupos de científicas y científicos, que publicó este 16 de enero la revista Science.  El texto es poco alentador: como resultado de la actividad humana, hemos cruzado cuatro de los nueve límites propuestos por el Centro de Resiliencia de Estocolmo para monitorear la salud de la Tierra.


   ¿Cuáles son y qué nos dicen los límites planetarios?

   Desde hace varias décadas se han realizado diferentes análisis para tratar de evaluar los efectos de las actividades humanas en los sistemas biológicos, químicos y geológicos del planeta.

   Una de las propuestas más recientes fue publicada en el 2009 por un grupo internacional de 29 investigadores reunidos por la Universidad de Estocolmo, entre los que destacan Johan Rockström del Centro de Resiliencia de Estocolmo y Jonathan Foley de la Universidad de Minnesota, en la que establecen un marco de nueve límites planetarios fundamentales para la estabilidad de los sistemas terrestres, los cuales que no deberían cruzarse pues significan, muy probablemente, un punto de no retorno.

   Dentro de estos límites se enmarcan las condiciones ambientales que han permitido el florecimiento de la civilización humana y, que de ser superados, podrían desencadenar cambios irreversibles en los procesos climáticos, geo-químicos y biológicos globales, poniendo en riesgo la sobrevivencia de nuestra especie y de muchas  mas.

   El artículo publicado en Science este mes, señala que ya nos pasamos de la raya en cuatro de estos nueve límites: cambio climático, pérdida de la integridad de la biosfera (que en anteriores estudios se denominaba pérdida de la biodiversidad), transformación de los suelos y alteración de los ciclos biogeoquímicos del fósforo y el nitrógeno.

   Los dos primeros, cambio climático y pérdida de la integridad de la biosfera, se consideran absolutamente críticos, pues cada uno, por sí mismo, tiene el potencial para impulsar un cambio “sustancial y persistente” en el funcionamiento del Sistema Tierra.

   Este cambio nos llevaría hacia condiciones del planeta mucho menos hospitalarias, “afectando los pocos o muchos esfuerzos para reducir la pobreza y conduciendo a un deterioro del bienestar humano en muchas partes del mundo, incluidos los países ricos", de acuerdo con el primer autor del artículo, Will Steffen, investigador de la Universidad Nacional de Australia.

   En cuanto al cambio climático, cuyo origen y consecuencias hemos comentado en otras ocasiones, el artículo señala que cada vez hay más evidencias que apuntan a las 350 partes por millón de CO2 en la atmósfera como el límite a no rebasar.

   Límite que ya rebasamos, y comenzamos a vivir las consecuencias de ello: incremento en la intensidad, frecuencia y duración de las olas de calor a nivel mundial; el número de eventos con lluvias fuertes en muchas regiones del mundo es cada vez mayor, los cambios en los patrones de circulación atmosférica han aumentado la sequía en algunas regiones del mundo, la tasa de pérdida de hielos en Groenlandia y la Antártida está creciendo y el nivel del mar está incrementándose.

   En cuanto a la pérdida de biodiversidad, ésta se ha acelerado por cien desde 1950 y nos está llevando, a lo que ya hemos comentado en otras ocasiones, como la Sexta gran extinción, la siguiente, después de la desaparición de los dinosaurios.

   La nueva investigación se enfoca, sobre todo, en resaltar el impacto humano en el funcionamiento de los ecosistemas, por ejemplo, cómo estamos alterando la capacidad de los bosques para absorber bióxido de carbono.

   Así, si consideramos que hemos arrasado 763,000 kilómetros cuadrados de selva amazónica en 40 años, el bosque más importante del planeta para la absorción de CO2, no podemos esperar que esto no tenga consecuencias.

   Por otra parte, el estudio amplía el concepto de contaminación por el de “introducción de nuevos elementos”, para mostrar cómo los humanos podemos influir de muchas maneras en el sistema Tierra a través de las nuevas tecnologías. Es decir, se considera ya no solamente la contaminación por sustancias tóxicas sintéticas, sino que se enfatizan los riesgos potenciales a nivel global por la liberación de materiales radiactivos y nanomateriales.

   Los otros límites, que no hemos sobrepasado, pero que se encuentran en niveles críticos, son la pérdida de la capa de ozono estratosférico, la acidificación de los océanos, el consumo global de agua dulce, la descarga de aerosoles a la atmósfera y la contaminación química.

   ¿Cuál puede ser el lado positivo del artículo? Esta investigación no tiene la intención de asustarnos, aunque lo logra, sino principalmente de hacer comprensibles los límites de los recursos que podemos extraer y lo que podemos emitir al entorno, a nivel regional y global. Este conocimiento nos brinda una gran oportunidad para cambiar las cosas, principalmente los modelos de desarrollo de nuestras sociedades industriales.

   Los límites planetarios deben servirnos de marco para disminuir el riesgo y encaminarnos hacia un desarrollo sustentable, y nos deberían llevar a cuestionar, por ejemplo, si los proyectos de desarrollo, de infraestructura y nuevas industrias que nos presentan nuestros gobernantes a nivel local y nacional son los más adecuados en términos ambientales, de equidad social y económica, y si nos permiten construir resiliencia, es decir, una forma real de enfrentar los cambios que están ocurriendo en todo el planeta al tiempo que  incrementamos el bienestar de las comunidades.

   Así pues, estos límites se presentan como una buena herramienta que nos brindan las ciencias de la sostenibilidad para cambiar el rumbo de nuestras sociedades, y dejar de pasarnos de la raya.

* Editorial del Programa Universitario de Medio Ambiente en el noticiero Primer Movimiento de Radio UNAM, emisión del 27 de enero de 2015.
Mireya Ímaz, Marjory González. 2015, PUMA-UNAM. México.
(Se autoriza la reproducción citando la fuente).

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