martes, 24 de noviembre de 2015

COP 21: el tiempo se agota

Cuenta regresiva
Dicen que no hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague.

   Y así, este lunes 30 de noviembre se cumple el plazo e inicia la Cumbre Climática en París, y pase lo que pase en ella, tendremos que pagar la deuda ambiental y social que ya ha provocado el actual modelo de desarrollo.

   El mundo llega a esta COP entre nubarrones de guerra, la ciudad de París sitiada, y el anuncio del Observatorio de Mauna Loa de que no solamente hemos alcanzado las 400 partes por millón de CO2 en la atmósfera, sino que es probable que este sea el último año en que la humanidad vivió en concentraciones por debajo de este límite, uno que se supone no debíamos rebasar.

   Aunque también hay buenas noticias. Las principales potencias industriales arribarán a la Cumbre con compromisos de reducción de emisiones claros, denominadas Contribuciones Nacionales Previstas y Determinadas, aunque aún no se sabe si se logrará construir un mecanismo que las vuelva vinculantes, obligatorias vaya.

   China promete una reducción de 65% de sus emisiones respecto al 2005, Estados Unidos, de 28% respecto del mismo año. Más generosos, los Europeos prometen 40% de reducción pero toman como base las emisiones de 1990, India, Rusia y Brasil rondan el 30 por ciento, más o menos. México prometió una reducción de 25% o más, si obtiene recursos y transferencia de tecnologías. En total, 156 países ya registraron sus reducciones de emisiones.

   Además, se espera que de la cumbre se obtenga un mecanismo de revisión, de manera que en intervalos breves de tiempo se puedan actualizar y ajustar las metas de reducción, y no esperar a que pasen otros 20 años para ver si vamos bien…o nos regresamos.

   Finalmente, los mecanismos de financiamiento y transferencia de tecnología es uno de los temas que hará realidad o no, los compromisos nacionales de los países en desarrollo, que deberán dar un salto tecnológico gigantesco para desacoplar sus economías del petróleo.

   En ese sentido, existe un compromiso para alcanzar los 100,000 millones de dólares anuales de inversión para el año 2020. Suena a muchísimo dinero, pero hay que considerar que, como lo señala Christopher Helman en el sitio de la revista Forbes en español, el costo total de la reunificación de las dos Alemanias en los noventas fue aproximadamente 2 billones de euros, y los actuales subsidios anuales a los combustibles fósiles superan los 500,000 millones de dólares a nivel mundial.

   Ciertamente, todas las economías deben desacoplar su crecimiento de la quema de combustibles fósiles, como principal motor. Esta es la única opción, para realmente cumplir con lo necesario para evitar una catástrofe de mayores proporciones.

   La Cumbre de París ocurre en un momento en el que ya no podemos parar la inercia del cambio climático que provocamos al modificar la química de la atmósfera terrestre, pero podemos disminuir el ritmo y alcance del cambio.

   Tampoco podremos evitar que los habitantes del atolón de Tuvalu o de las Islas Marshall se queden sin hogar, sumándose a los miles de refugiados por las guerras y las crisis económicas. Pero quizá se logren obtener compromisos para atender a esas poblaciones, que poca responsabilidad tienen en la actual crisis pero serán de las primeras en soportar sus consecuencias.

   Las contribuciones que hasta la fecha han sido presentadas, son aún insuficientes para evitar sobrepasar los dos grados Celsius de incremento de la temperatura promedio global del planeta.

   Es urgente, por ello, que las y los ciudadanos del mundo exijamos a la cumbre, como reunión de representantes de todos los países, es decir, nuestros representantes, que se porten a la altura del desafío que enfrentamos como humanidad y den la cara por las generaciones presentes y futuras.

   Como señaló el expresidente de Uruguay, José Mújica: “El ser humano es una mezcla de egoísmo y solidaridad. El egoísmo que llevamos todos adentro nos permite luchar por nuestra familia, por nuestro grupo humano. Tiene sentido. La naturaleza no hace pavadas, hace cosas sensatas. Pero también nos dio la conciencia y esta nos da herramientas para poder contener el egoísmo. Eso es la civilización”.

   Hoy, la civilización depende que rescatemos la ética, la otredad y lo colectivo como valores, como filosofía de vida.

   Invitamos a que estén pendientes por los diversos medios a estar atentos a la evolución de la cumbre y a las acciones que se convoquen, para que la sociedad planetaria haga presencia en París.

Editorial del Programa Universitario de Estrategias para la Sustentabilidad en el noticiario Primer Movimiento de Radio UNAM, emisión del martes 24 de noviembre de 2015.
Mireya Imaz, Marjory González. 2015, PUES-UNAM. México.
(Se autoriza la reproducción citando la fuente).

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