martes, 5 de abril de 2016

Los lobos de Yellowstone

Manada marcha sobre el río.
Como Marzo se ha deslizado entre tantas malas noticias, decidimos traerles una historia para levantar el ánimo, así que vamos a hablar del regreso de los Lobos al Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos y lo que se ha descubierto alrededor de este regreso.

   Yellowstone es la reserva natural más antigua del Norte de nuestro continente, fue declarado Parque Nacional en 1872, y los lobos eran el predador dominante hasta la década de 1920, en que sus poblaciones fueron erradicadas por la acción humana.

   Pasaron 70 años para que los lobos fueran reintroducidos, en 1995, en Yellowstone, en buena medida gracias a la insistencia de ecólogos y organizaciones ambientalistas.

   El regreso de estos cánidos a su espacio, representó una oportunidad única para que los biólogos pudieran observar y documentar lo que sucede cuando un depredador superior vuelve al ecosistema.

   Se esperaba que los lobos ayudarían a controlar el tamaño de las poblaciones de ciervos y alces, que crecieron sin control ante la falta de un depredador importante y comenzaron a generar una enorme presión en la vegetación del Parque.

   Pero además de esto, que resulta obvio, ocurrió que la presencia de los lobos aparentemente modificó el comportamiento de las manadas de ciervos y alces, los cuales comenzaron a evadir zonas del Parque, en especial aquellas donde era más fácil que los atraparan las jaurías como valles y vados de ríos. Digamos, buscaron lugares donde no los fueran a “venadear”.

   En consecuencia, estas zonas comenzaron a regenerarse, transformando valles de pastos y arbustos en bosques de álamos y sauces en un periodo de alrededor de una década. A su vez, los bosques atrajeron un mayor número y diversidad de aves, tanto de especies nativas como migratorias.

   También creció la población de castores, para los cuales es muy importante tener árboles cuyas hojas, raíces y cortezas les sirven de alimento, y troncos que les permiten construir represas donde pueden anidar.

   Esas represas, a su vez, cumplen una serie de servicios al ecosistema, pues propician la formación de humedales, los cuales son un hábitat importante para aves como patos, garzas, nutrias, peces, anfibios, insectos y plantas acuáticas, además de ayudar a controlar inundaciones.

   Otra consecuencia del regreso de los lobos al parque, ha sido la disminución de las poblaciones de coyotes, lo que a su vez permitió la recuperación de las poblaciones de ratones y conejos, y con ello las de halcones, zorras, hurones, comadrejas y tejones.

   Además, animales de hábitos carroñeros como aves de rapiña, sobre todo águilas y cuervos, aprovechan los restos que dejan los lobos luego de la cacería. Lo mismo ocurre con los osos, que no dejan pasar la oportunidad de tener alimento fácil.

   Resulta muy interesante que la cascada de acontecimientos desatados por la presencia de los lobos también modificó, al menos en parte, la dinámica de los ríos de Yellowstone.

   El cambio en la vegetación implicó menor erosión de los valles y azolve de las corrientes, todo lo cual modificó la profundidad en algunos lugares, la velocidad en otros, pero en general significó una mayor estabilidad de los cuerpos de agua, lo cual también resulta benéfico para la fauna silvestre.

   A estos efectos de los grandes predadores en los ecosistemas, los ecólogos le damos un nombre muy elegante: cascada trófica.

   Aunque algunas de las consecuencias del regreso de los lobos aún generan debate entre los científicos, pues las dinámicas de los ecosistemas suelen ser el resultado de múltiples procesos, interconectados de maneras intrincadas y de largo aliento, lo que sí es un gran consenso, es que a los lobos, se les echaba de menos.

   Y ciertamente México debe poner mucha atención a esta experiencia en los valiosos e importantes esfuerzos para reintroducir al lobo mexicano, extinto en vida silvestre en nuestro país.

Editorial del Programa Universitario de Estrategias para la Sustentabilidad en el noticiario Primer Movimiento de Radio UNAM, emisión del martes 29 de marzo de 2016.
Mireya Imaz, Marjory González. 2016, PUES-UNAM. México.
(Se autoriza la reproducción citando la fuente).

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