jueves, 31 de marzo de 2016

El acuerdo China - Estados Unidos contra el cambio climático, ¿de lo bueno, poco?

(Editorial del 18 de noviembre de 2014 en el que se habló del acuerdo climático China-EEUU)

Vamos a volver a tocar el tema del calentamiento global porque hay nuevas noticias que, en principio, parecen alentadoras: resulta que los presidentes de las dos naciones más contaminantes del mundo por fin están de acuerdo en la necesidad de actuar contra el cambio climático.
Sin duda, la firma el pasado 12 de noviembre de un convenio para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero por parte de los presidentes de Estados Unidos y de China es histórica, dado que ambas potencias se habían negado sistemáticamente a signar acuerdos como el Protocolo de Kyoto, a pesar de ser los países responsables del 40% de las emisiones globales de dichos gases.
Sin embargo, surgen dos preguntas, ¿qué fue exactamente lo que acordaron las dos superpotencias? y ¿será suficiente para evitar que el calentamiento global llegue a un punto catastrófico en las próximas décadas?
El convenio prevé que para el año 2025 los Estados Unidos recorten sus emisiones entre 26% y 28% con respecto a los niveles del 2005. Los plazos de la nación más poderosa del mundo se basan en planes quinquenales de reducción, es decir, en metas que deben cumplirse en forma escalonada cada 5 años.
De acuerdo con Barack Obama, “esta es una meta ambiciosa, pero alcanzable” que pone a los Estados unidos en el camino de alcanzar las reducciones que la comunidad científica ha colocado como meta.
Por su parte China, que ya es el mayor emisor en mundial, seguirá incrementando sus emisiones hasta alcanzar un pico máximo en el 2030, o antes, de ser posible, fecha en la que iniciará su reducción. Es la primera vez que Pekín se fija un plazo para iniciar la reducción de sus emisiones.
El acuerdo parece positivo porque significa que, junto con Europa, los tres mayores emisores ya colocaron en la mesa compromisos y cifras concretas de cara a la reunión de la COP20 que se celebrará en Lima el próximo diciembre. Además estos compromisos "fuerza a otros países, como Australia, Canadá, Brasil, India o Rusia a moverse", de acuerdo con Teresa Ribera, directora del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales.
Ahora bien, entre las dificultades que encontrará la puesta en marcha efectiva de estos compromisos, destaca la dependencia de China hacia la quema de carbón, que actualmente contribuye con más del 70% de la energía en la que esta nación ha basado su rápido crecimiento económico, de acuerdo con el número especial que la revista Scientific American publicó el mismo 12 de noviembre,
La instalación de cientos de nuevas plantas de energía basadas en la quema de carbón durante la última década es la clave para entender cómo China superó a los Estados Unidos como el mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero.
Aunque si bien China es el principal emisor, Europa y Estados Unidos son los principales consumidores de las mercancías que produce el gigante asiático, así podemos decir que, más que reducir emisiones, occidente las ha trasladado, al menos en parte, hacia China, y al final del día para la atmósfera planetaria es igual en dónde se produzcan las emisiones, pues lo que cuenta es la cantidad. De manera que otro obstáculo está relacionado directamente con los niveles de consumo de dichas naciones.
En todo caso resulta alentadora la intención de los chinos de apostar a las energías renovables, como parques eólicos, presas hidroeléctricas y el impulso a la energía solar. De hecho, en 2013 por primera vez en la historia se añadieron más fuentes de energía limpia que de combustión fósil a la red eléctrica china, pero aún así la meta planteada resulta modesta, pues el compromiso significa que estas energías representarán el 20% para el 2030, cuando Europa estará alcanzando casi el 30%.
En el caso de Estados Unidos, uno de los mayores obstáculos será político, pues la administración Obama sufrió un enorme descalabro electoral que debilitará su capacidad de obligar a las industrias locales a reducir emisiones, y probablemente significará la pérdida de la presidencia por parte de los demócratas en el 2016, para dar paso a los republicanos, que es el partido de los “negacionistas” del cambio climático en el vecino del norte.
Además, el nuevo acuerdo no es en absoluto lo suficientemente ambicioso para alcanzar los objetivos de reducción establecidos en el informe más reciente del IPCC. De acuerdo con Chris Hope, de la Universidad de Cambridge, aún con este acuerdo es poco probable que podamos evadir el incremento de la temperatura media global por debajo de los 2°C que la comunidad científica ha puesto como límite para el 2100. Lo más probable es que el aumento será de 3.8°C, de acuerdo con el investigador.
En otras palabras, aún queda mucho por hacer y ciertamente, en este caso, de lo bueno necesitamos más, bastante más.

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