jueves, 31 de marzo de 2016

Una de cada seis especies en el mundo se enfrenta a la extinción debido al cambio climático

(Editorial del 5 de mayo de 2015. En esta ocasión se habló de las extinciones de especies asociadas al cambio climático)

Un estudio publicado en la revista Science el pasado primero de mayo calcula que una de cada seis especies de plantas y animales que habita en el planeta se encuentra en peligro de extinción si no se toman medidas urgentes para detener el cambio climático.
Como las predicciones actuales de riesgos de extinción por el cambio climático varían ampliamente, dependiendo de los supuestos específicos y el enfoque geográfico y taxonómico de cada estudio, Mark Urban, autor del artículo e investigador del Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Connecticut, consideró 131 estudios de otros autores, con predicciones basadas en diversos escenarios, para estimar una tasa media de extinción global.
Los resultados indican que el riesgo de extinción asociado al cambio climático no sólo aumentará, sino que se acelerará conforme las temperaturas globales aumenten, y que el peligro será mayor para América del Sur, Australia, y Nueva Zelanda, sin importar el grupo taxonómico de que se trate.

Estas regiones son especialmente frágiles y valiosas gracias al elevado número de especies endémicas que habitan en ellas, es decir, de especies que no existen en ningún otro lugar del planeta.
Estos grandes territorios aislados han permitido la evolución de especies únicas, adaptadas a condiciones muy particulares, pero al mismo tiempo, frente al cambio climático estas especies se encuentran en desventaja porque será muy difícil o imposible que migren hacia zonas menos cálidas.
De acuerdo con el estudio, incluso si los gobiernos se las arreglan para mantener el incremento en la temperatura global en sólo dos grados Celsius, una de cada 20 especies, es decir, al menos el 5.2 por ciento de la biodiversidad mundial, todavía se enfrentaría a la extinción.
El estudio también destaca que incluso para los animales y las plantas que evitarán la extinción, el cambio climático podría provocar cambios sustanciales en su número y distribución.
Una pérdida tan grande sería una tragedia con consecuencias graves para las personas y para los ecosistemas. Entrevistado por el periódico The Guradian, Mark Urban advirtió que esas pérdidas “afectarían nuestra economía, nuestras culturas, la seguridad alimentaria y nuestra salud.”
La presión hacia la vida silvestre y su hábitat ocasionada por el calentamiento global se suma a otros factores como la deforestación, la contaminación y la sobrepesca, que ya han ocasionado la pérdida del 30 por ciento de los animales del mundo en los últimos 40 años, de acuerdo con el Índice Planeta Viviente publicado en septiembre del 2014 por la WWF y la sociedad zoológica de Londres.
En el caso de México, se han contabilizado 3,563 especies en alguna categoría de riesgo, ya sea en listas de la norma 059- SEMARNAT-2001, del convenio CITES o de las listas rojas de la UICN, sobresaliendo en dichas listas los grupos de plantas con y sin flores, así como los vertebrados terrestres como reptiles, aves y mamíferos, de acuerdo con el Cuarto Informe Nacional de México al Convenio sobre Diversidad Biológica.
De acuerdo con este documento, entre las principales amenazas a la biodiversidad destacan la transformación del hábitat, la sobreexplotación de especies, la contaminación de los ecosistemas, la introducción de especies invasoras y el cambio climático.
Estas amenazas están vinculadas y se suman, por ejemplo, 30.5 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero del país están asociadas a las actividades de cambio de uso del suelo, que a su vez se relacionan con procesos de deforestación.
Cabría esperar que la dura advertencia de estos estudios acerca de la escala del impacto que el calentamiento global y la actividad humana está tenido en las poblaciones de animales y plantas, empujará a mejorar las decisiones que tomen los gobiernos de las casi 200 naciones que se reunirán a fin de año en París, durante la Cumbre Climática de la ONU. Pero es buena idea que la sociedad civil se organice y presione para que estas reuniones no queden únicamente en un buen negocio de las aerolíneas y las agencias de viajes.

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