lunes, 21 de marzo de 2016

La calidad del aire en la ciudad, asignatura pendiente

Gris comienzo de 2016
Mal comenzó el año en la Ciudad de México y la zona conurbada, al menos en lo que a calidad del aire se refiere.

   En Navidad, la Comisión Ambiental de la Megalópolis declaró una fase de Precontingencia Ambiental regional por Partículas Suspendidas (PM10), misma que se mantuvo durante 25 horas y obligó al cierre de la pista de hielo en el Zócalo capitalino.

   La Dirección de Monitoreo Atmosférico reportó que se alcanzaron 155 puntos en el Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (IMECA) en la zona norte, debido en buena medida a la quema de juegos pirotécnicos durante las celebraciones navideñas así como a las emisiones derivadas de un incendio registrado en la delegación Cuauhtémoc, factores que, sumados a la contaminación provocada por el intenso tráfico vehicular de los días festivos, provocaron que en vez de una “blanca”, los habitantes de la ciudad tuviéramos una “gris” Navidad .

   La calidad del aire no mejoró mucho en los días posteriores y el primero de enero la situación casi se repitió, pues estuvimos apenas a 12 puntos IMECA de la fase de precontingencia y los contaminantes se mantuvieron por encima de la norma (es decir, hubo mala calidad del aire) a lo largo de toda la jornada.

   En este contexto, se esperaría que las autoridades anunciaran que se está revisando lo que ha fallado, que plantearan nuevas estrategias o simplemente que ahora sí pongan en marcha las recomendaciones de expertos como el Centro Mario Molina, emitidas en 2014 y en las que se consideraba, por ejemplo, aumentar y mejorar el transporte público, incorporar las motocicletas y todo el transporte de carga al Hoy No Circula, fortalecer la operación del programa de verificación vehicular, hacer que todo el transporte escolar, empresarial y público cuente con sistemas de control de emisiones, entre otras.

   Desafortunadamente esto no ocurrió y las autoridades locales se apresuraron a “aventarle la bolita” a las del Estado de México, como reporta Iván Sosa en el diario Reforma del 2 de enero al dar cuenta de las declaraciones de la Secretaria de Medio Ambiente de la capital (y cito textual):

   “Esto pasó con la precontingencia del 25 de diciembre. Las estaciones que marcaron los niveles más altos fueron en el Estado de México, Xalostoc, Villa de las Flores, Tultitlán. Conforme avanzó el día, todo se vino al DF por los vientos”.

   Si bien ambos datos son verdaderos, la conclusión no debiera ser echarle la culpa sólo a las autoridades o a los ciudadanos del Edomex por tener mayor afición a la quema de cohetes que los chilangos, como si la ciudad no aportara contaminantes, como si no tuviéramos un serio problema de carencia de transporte público, o como si las calles no estuvieran listas para filmar una película de guerra: plagadas de agujeros, obras a medio terminar, hoyos y chipotes, lo que obliga a los conductores a reducir la velocidad y arrancar su vehículo muchas veces en un recorrido normal, contribuyendo así a incrementar la cantidad de emisiones de los automotores.

   En este contexto preocupa, además, el anuncio este 31 de diciembre acerca de que “los propietarios de camiones de carga y transporte de pasajeros tendrán facilidades para exentar el programa Hoy No Circula”, y que “las condiciones para poder circular todos los días serán que tengan unidades de motor a diesel o gas y se sujeten a un plan de autorregulación”.

   Es necesario advertir que el transporte de carga es la fuente más importante de emisiones de material particulado en la Zona metropolitana del Valle de México, de acuerdo con el Centro Mario Molina y que el Banco Mundial señala que “las partículas de carbono negro que se encuentran en los gases de escape de los motores diésel, son 3,200 veces más dañinas para el clima en el corto plazo que el dióxido de carbono y pueden causar enfermedades cardiovasculares y cáncer de pulmón.”

   Una cosa es segura: para reducir notablemente los índices de contaminación en la ciudad y en la Megalópolis no son suficientes -tal vez ni siquiera son recomendables- más cambios en los programas tipo Hoy No Circula, sino una serie de acciones, políticas públicas y medidas integrales, ampliando el transporte público, mejorando la calidad de los combustibles, invirtiendo en infraestructura para mejorar la movilidad, y sobre todo cambiando de fondo la visión de desarrollo de la ciudad como sinónimo de más espacio para los autos y para los negocios privados por una visión de ciudad para las personas, sus comunidades, su salud y la del ambiente.

   Por lo pronto, la calidad del aire es una de nuestras asignaturas pendientes y su mejora debería quedar entre los propósitos para este año que inicia.

Editorial del Programa Universitario de Estrategias para la Sustentabilidad en el noticiario Primer Movimiento de Radio UNAM, emisión del martes 5 de enero de 2016.
Mireya Imaz, Marjory González. 2016, PUES-UNAM. México.
(Se autoriza la reproducción citando la fuente).

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