jueves, 31 de marzo de 2016

Emisiones cero en el año 2100, ¿será demasiado tarde?

(Editorial del 11 de noviembre. El tema fue la reducción de emisones globales de gases de efecto invernadero)


El primer domingo de noviembre, la Organización de las Naciones Unidas presentó en Copenhague, Dinamarca, la síntesis de uno de los mayores informes científicos  de la historia, el quinto reporte del Panel Intergubernamental de Cambio Climático que reunió el trabajo de 800 investigadores de todo el mundo y abarcó la revisión de 30,000 artículos acerca de los más diversos aspectos del calentamiento global.
La síntesis no deja lugar para la duda, estamos ante el último llamado para reducir, drásticamente, nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, pues como lo señaló  Michel Jarraud, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, a partir de este informe “la ignorancia ya no puede ser un argumento para justificar la inacción”.
Durante la presentación ante la prensa mundial, los líderes del IPCC y de la ONU fueron enfáticos, ya no podremos parar el cambio climático que está en marcha, pero debemos lograr que la temperatura no se incremente más allá de 2° Celsius, que es el umbral señalado por la ciencia y acordado por los gobiernos para evitar un cambio climático devastador. Actualmente la temperatura planetaria ya tuvo un incremento de .85°C durante el último siglo, de acuerdo con el propio IPCC.
Ahora bien, el llamado del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, para que las emisiones de Gases de Efecto Invernadero derivadas de las actividades humanas  queden “reducidas a cerca de cero o incluso menos para el año 2100" de acuerdo con las recomendaciones finales del estudio parecen, valga la expresión, anti-climáticas, la meta nos puede resultar muy lejana pues ciertamente ninguno de nosotros verá su cumplimiento.
Sin embargo, ése es parte de un plan de varias etapas que contempla, en principio, frenar en esta década el incremento de las emisiones, y reducirlas entre 40 ó 70 por ciento hacia la mitad del siglo y a cero hacia el final, para dar tiempo al desarrollo e instalación de tecnologías energéticas sustentables y desacoplar la producción y el sistema económico en general de la dependencia de combustibles fósiles, si queremos evitar un cambio climático catastrófico.
Los plazos parecen muy laxos ante la gravedad de las evidencias, pero aún la más elemental de éstas metas, es decir, parar el incremento de emisiones, resulta difícil pues a pesar de la firma del Protocolo de Kyoto y un sinnúmero de reuniones internacionales, acuerdos y compromisos, la misma no se ha logrado cumplir, en buena medida porque uno de los principales emisores, Estados Unidos, se negó sistemáticamente a participar.


Sin embargo, como señaló el propio Ban Ki Moon, "existe el mito de que la acción climática nos va a costar mucho, pero si no actuamos nos costará más”.
Por ejemplo, un estudio de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences publicado el año pasado indica que al menos 1,700 ciudades y pueblos a lo largo de toda la costa de los Estados Unidos se encontrarán bajo el nivel del mar antes del final de este siglo.El estudio también concluye que si no disminuyen en forma inmediata las emisiones de gases de efecto invernadero, al menos 80 de ésas ciudades quedarán debajo de dicho nivel durante esta década. Entre las más vulnerables se encuentra Miami, Virginia Beach, Sacramento y Jacksonville, así como buena parte de la acaudalada región de los Hampton, en Nueva York.
Tan sólo la elevación del nivel del mar le costará a la unión americana entre 270 y 475 mil millones de dólares por cada metro aumentado, de acuerdo con un estudio de Nature Climate Change publicado en el 2013.
El grado de vulnerabilidad, como siempre, dependerá de la geografía y las características económicas de las poblaciones, pero es un hecho que las pérdidas serán millonarias y, tal vez, incosteables.
EL presidente del IPCC, el Dr. Rajendra Pachauri señaló, también durante la presentación del informe, que la humanidad posee “los medios para limitar el cambio climático", pues “las soluciones son muchas y permitirán el desarrollo económico y humano. Todo lo que necesitamos es la voluntad de cambio, y confiamos en que será motivada por el conocimiento y la comprensión de la ciencia del cambio climático”.
Y nos debe quedar claro a los ciudadanos, como hemos mencionado en otras ocasiones, que la susodicha voluntad solamente surge en los políticos gracias a la presión de una sociedad informada y organizada. El tiempo corre en contra nuestra y es necesario actuar ahora, por el futuro de todas y todos.

Existen enormes resistencias por parte de la industria petrolera, la cual prácticamente ha conducido la política pública de esta potencia mundial en el tema energético durante décadas.

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